¿Qué es la oxitocina?
¿Aceptas que alguien llore y busque consuelo en ti?, ¿Compartes tus alegrías y logros con los demás?. ¿Qué hace que confiemos entre nosotros?
Esta pregunta puede sonar compleja, pero existe una hipótesis simple sobre lo que lleva al cerebro humano a confiar en otro humano: una hormona llamada oxitocina.
La oxitocina es conocida como la hormona del apego. En 1906 sir Henry Dale descubrió que la hipófisis (o glándula pituitaria) segrega esta hormona que acelera el parto.
Se sabe que ayuda a las contracciones en el parto y en las madres que amamantan. Pero recientemente se ha descubierto que sus aplicaciones van más allá de lo materno.
Resulta que la oxitocina también reduce la ansiedad social y ayuda a las personas a encontrarse y vincularse entre sí.
Hoy en día son numerosos los estudios relacionados con esta hormona milagrosa. Actualmente se sabe que además de actuar como hormona también actúa como neurotransmisor.
Funciones de la oxitocina
Como neurotransmisor ayuda a realizar sinapsis, conexiones entre neuronas, por lo que es imprescindible para:
- aprender y memorizar
- disminuir la sensación de dolor
- calmar y reducir la ansiedad
- aumentar la valentía y la curiosidad
- mayor contacto social
- activación sexual
- proteger de los efectos del estrés oxidativo
Y como hormona tiene la función de:
- regular el comportamiento maternal
- facilitar la cicatrización
- regular la digestión
- controlar el efecto apetito y sed
- disminuir la presión arterial
- reducir el ritmo cardíaco
- ayudar al crecimiento
Por todos estos beneficios se la conoce también como la hormona «anti-estrés». Es la hormona social, y el efecto de la conexión social es sentirnos seguros y a salvo.
¿Cómo generar oxitocina?
La oxitocina viaja del cerebro al corazón y de ahí a todo el cuerpo, activa o modula una amplia gama de funciones y emociones.
De forma natural se puede generar oxitocina:
- Dando un abrazo: a través del contacto físico con alguien significativo, es decir, la pareja, hijos, amigos o a nuestras mascotas.
- Acaricia a tu mascota: las mascotas tienen el poder de aceptarnos tal y como somos, son un miembro más en la familia y suelen ocupar un lugar único y entrañable en nuestro corazón.
- Hablar con un ser querido: a todos nos gusta sentirnos reconocidos y saber que somos comprendidos, aceptados, validados… Es otro componente esencial en nuestros vínculos cotidianos.
- Medita: relaja cuerpo y mente, permitiendo entrar en calma y equilibrio, reduciendo así el estrés y el miedo, liberando oxitocina.
- Baila y diviértete: con la actividad física se aumenta las endorfinas y también la oxitocina. La sangre se oxigena y llega con mayor impulso y facilidad al cerebro y a otras partes del cuerpo. La cantidad de hormonas que se liberan en este proceso es muy positivo.
- Camina por la naturaleza: los beneficios de caminar en un entorno natural son cada vez más constatados por diversos estudios científicos. Acerca a los árboles, rodéate de verde y respira hondo.
- Mimar a nuestro niño interior: la oxitocina se libera como una recompensa cuando nos sentimos felices. Realiza esas actividades que literalmente, salen del corazón.
¿Realizas habitualmente alguna de estas actividades?, ¿te sientes mejor tras realizarlas? Déjame en comentarios tu experiencia, y si te ha resultado interesante este artículo házmelo saber, ¡me subirá la oxicitocina!
Te invito a que pongas en práctica estos consejos, y si necesitas más información o ayuda, ponte en contacto conmigo, a través de mi mail hola@merchemoriana.com.
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