¿Cuántas cosas has probado para dejar de sentir estrés?, ¿cuáles te han funcionado?
Cuando comencé a practicar yoga sentía una presión el pecho agudo cada día. Me sentía baja de energía y solía enfermar con facilidad. Decidí probar con el Yoga, todo eran ventajas.
Iba a mis clases entusiasmada ante la expectativa de ver mi vida mejorar en salud, aspecto físico y mental. Sin embargo, no fue ese el resultado. Tanto en la práctica como en las meditaciones mi mente no se detenía. Más bien al contrario. Me invadía unas ganas incontrolables de llorar. Así que antes de entrar a la clase de yoga sentía más ansiedad, y vergüenza – ¿qué pensarían de mí si me ven llorar?…
¿Tan mal estaba que ni el yoga podría ayudarme?, ¿sólo me pasaba a mí?. ¿Y a ti te ha sucedido lo mismo?, ¿has probado algún método para relajarte y has acabado con más estrés?
A continuación te explico los siete errores que se cometen más frecuentemente para evitar el estrés.
1-Mi estrés es diferente
Mi primer error fue considerar que yo debía ser la única que sentía estrés y no era capaz de dejar de sentirlo. Me agobiaba la idea de sentir estrés, con lo que búsqueda de dejar de sentirlo se convirtió en una fuente de estrés en sí misma.
La idea de que sólo yo me sentía así me hacía aislarme, y no explicar o buscar ayuda profesional. Esto tiene un efecto rebote, aumenta la ansiedad social por sentir que no se tiene habilidad social para entablar relaciones saludables.
2-Procrastinar, no puedo hacer nada
El estrés forma parte de la vida, y no siempre deseamos evitar el estrés. Cuando una emoción resulta desagradable buscamos la forma de no sentirla, al menos demasiado. Sin embargo, cuando nos resulta agradable buscamos la aproximación a la fuente de esta emoción.
El conflicto emocional surge de esas dos polaridades; la evitación y la aproximación. Elegir entre dos opciones se vuelve cada vez más angustioso a medida que incrementa el estrés. Sin embargo, si sentimos que ambas elecciones son agradables nos resulta más fácil salir del conflicto emocional.
El temor al error, la pérdida o ha ser excluidos nos puede inducir a no querer tomar decisiones y dejarnos llevar por las circunstancias. Pero tiene un coste, y es la pérdida de control sobre tu vida, lo que te generará más estrés.
La falta de motivación incita a la adquisición de hábitos poco saludables, a la falta de ejercicio físico, sedentarismo o aislamiento social.
3-Tener estrés en el trabajo es lo normal
El 50% de los trabajadores se estima sufre estrés laboral. Sin embargo, está mejor visto decir que se padece estrés por el trabajo que decir que se está deprimido, o simplemente fatigado.
Las personas no llegamos al ambiente laboral libres de toda influencia, al contrario, llevamos con nosotros todas nuestras experiencias y vivencias previas, nuestro aprendizaje y nuestra forma de ser.
4-No tengo tiempo para nada
Otra forma de evitar el estrés es estar el máximo de tiempo ocupado haciendo algo; yoga, pádel, running, teatro, taller de cerámica japonesa, eventos culturales, quedadas, idiomas, ikebana y un largo etc.
Este tipo de comportamiento tiene un doble fondo, además del económico, está el emocional. Está vorágine de actividades no dejan tiempo para pensar ni reflexionar, con lo que se pierde el contacto real con uno mismo.
¿Y si no tengo ningún plan que hago?. El miedo a la soledad vuelve a aparecer en forma de ansiedad. Así tengo que hacer cada vez más cosas para rellenar hasta el último hueco de mi agenda. Con la hiperactivación llega el cansancio y la fatiga, incluso el insomnio, la preocupación constante de no tener «tiempo para todo lo que quiero hacer.»
5-Adicción al móvil
Las redes sociales se han convertido en la adicción del S.XIX de momento. Llevar el móvil siempre encima o tenerlo lo más cerca posible. Cada vez es mayor el número de personas con problemas de atención sostenida constantemente interrumpidas por las alertas de éste.
La sensación de conexión y prontitud, y el hecho de que parece que siempre se está dando alguna novedad nos motiva a mirar insistentemente las redes sociales. Los likes y seguidores son una dosis de dopamina, un pequeño logro que nos da una breve satisfacción. Llena vacíos emocionales de expectativas no cumplidas. Así va creciendo la adicción al móvil y en edades cada vez más tempranas.
6-Más es más
Otra de las cosas que se hace habitualmente es ir de compras. Te has oído a ti misma decir ir de comprar me relaja.
Acumular es otra forma de distracción. Al igual que la comida o la bebida, el comprar sin necesidad suele ser para enterrar debajo ese vacío que duele.
El desequilibrio entre el esfuerzo demandado y la baja recompensa produce insatisfacción, frustración e irritabilidad. Así sea de libros que apilo y no tengo tiempo de leer, de ropa, zapatos, productos beauty, nueva tecnología, y todo tipo de gadgets que se acumulan a nuestro alrededor.
Una opción mucho más saludable y que te ayudará a calmar tu mente es caminar por la naturaleza. Tan solo necesitas un parque cerca y 10 minutos de tu tiempo para caminar para notar los beneficios.
Además cuidarás de tu economía doméstica, otro de los factores estresantes más habituales, el miedo a no llegar a final de mes.
7-Sólo me suceden cosas malas
Hay una zona de nuestro cerebro que estimula lo que nos interesa y que inhibe el resto para que nos quedamos con lo que es importante. Esta zona se llama Sistema reticular activador ascendente (SRAA).
¿En qué te estás interesando cuando piensas no quiero sentir estrés?. Mientras más piensas que no quieres sentir estrés, más atención pones a las emociones que éste desencadena. De tal modo, que parece que la mayor parte de tu tiempo estás en crisis, con estrés o malhumorado.
Este es círculo del estrés. Es natural querer no sentir ansiedad, sin embargo, el coste de querer evitarlo es más perjudicial a largo plazo. La respuesta de evitación del estrés puede ser insana, incluso autodestructiva, lo que perjudica no solo la salud física y emocional, sino también el tejido afectivo social.
Mi problema con el yoga era que esperaba que me aliviará de mi estado emocional de forma inmediata. Mi impaciencia y mi autocrítica desencadenaba aún más ansiedad. El yoga y la meditación son estrategias de afrontamiento defensivo que ayudan al equilibrio emocional. No obstante, por sí mismas a veces no son suficientes. Deben ir acompañadas de un asesoramiento terapéutico profesional para llegar a la fuente estresora.
Te invito a que pongas en práctica estos consejos, y si necesitas más información o ayuda ponte en contacto conmigo, a través de mi mail hola@merchemoriana.com.
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Gracias Por Leerme.
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